Carlos Linga y los estudios mesoamericanos
Durante sus viajes por el norte de México, a Carlos Linga le impresionaron los poblados indígenas donde todavía se conservaba la memoria de las misiones jesuitas de la época colonial. Su interés por la historia y la etnología mexicanas nace justamente en estos años. Durante la Primera Guerra Mundial – y obligado en gran parte por la inactividad económica a la que se veía sometido por causa de su nacionalidad alemana – Linga profundizó sus estudios. A partir de 1918 ingresó a varias sociedades científicas en la Ciudad de México y entabló amistad con varios especialistas en Mesoamérica, entre ellos Hermann Beyer y Alfonso Caso. Este intercambio científico le motivó a la adquisición de libros antiguos sobre el descubrimiento y la conquista de América, así como también sobre la labor de la Compañía de Jesús en México.
Entre 1934 y 1939 Carlos Linga fue presidente de la Sociedad Alemana Mexicanista, fundada en 1919. Desde esta posición, Linga contribuyó a la difusión internacional de la revista de la Sociedad – “México Antiguo” – en el naciente círculo de especialistas en estudios mesoamericanos. Además escribió y publicó artículos en honor de Eduard Seler y de su discípulo Beyer – pioneros alemanes en el estudio de Mesoamérica –, y realizó estudios sobre el juego de pelota en las sociedades indígenas contemporáneas, los sistemas de irrigación en el altiplano mexicano, la historia de la imprenta durante la colonia temprana y las crónicas de viajes del siglo XIX. En México el matrimonio Linga conoció a Franz Termer, quien entre 1935 y 1962 fue director del Museo etnológico y profesor de etnología en la Universidad de Hamburgo. Según Termer, la biblioteca particular de Carlos Linga ofrecía la más completa y valiosa colección mexicana en Alemania. Termer apoyó de manera resoluta los planes de Carlos Linga de trasladar su colección a la ciudad de Hamburgo.